Capitulo.6
Narrador.
Pasaron dos meses, Beca hacía lo mismo de siempre, quedar con las chicas para ensayar, quedar con su mejor amiga, divertirse, incluso tenía novio, Brian Tyler, un chico de 18 del cual hacía que Beca olvidase hasta el mas pequeño problema.
Casi cada tarde se veían, ambos ya conocían a sus familias, y encajaban a la perfección, Brian un chico de mas o menos 1.76, skater, bastante musculoso, cabello color chocolate y ojos verdes, el chico perfecto según Beca.
Narra Beca.
- Vamos, esta buenísimo! -decía él mientras sonreía.
- No me apetece... -dije frunciendo el ceño.
En ese momento Brian hundió uno de sus dedos en el frio helado, seguidamente tocó mis labios haciendo que este quedará lleno de aquel olor a frambuesa.
- ¡Idiota! -dije haciendo pucheros.
- Vamos, sabes que soy TU idiota. -dijo resaltando la palabra tu.
En ese momento sin darme tiempo a reaccionar me besó, fue un beso largo, apasionado.
- Te amo. -susurró él.
- ¿Cuanto? -dije esta vez yo.
- Infinito.
- ¿Sabes cuanto es eso? -dije arqueando una de mis cejas.
- Estoy mas que seguro de lo que es. -dijo esta vez besando mi frente.
Decidimos marcharnos, entrelacemos los dedos y fuimos caminando muy cerca, como una pareja que es lo que somos. Al llegar a la puerta de mi casa nos despedimos, al entrar, cerré la puerta y quedé por unos segundos apoyada en ella. Esto era de película, hacía bastante que no tenía novio, prácticamente no me acordaba que se sentía al amar a alguien. Y pensar que me lo presentó Jacob, un viejo amigo de la infancia... Como ya dije, es algo de película. Sonriendo me dirigí al salón allí no había nadie, mamá no estaba, que raro, pensé, quizás había salido a hacer la compra. Miré la mesita auxiliar que estaba al lado del sofá, allí había un sobre con mi nombre, no tardé en abrirlo, para mi sorpresa era un sobre con las mismas iniciales de la vez anterior, esta vez había ganado, mis ojos se inundaron de lagrimas que no tardaron en salir y mojar mi mejilla, mi rostro de felicidad, era una de las pocas veces que me veía tan feliz, quería gritar a los cuatro vientos lo muy feliz que ahora estaba, todo iba sobre ruedas, mi sueño, el de papá.
Narrador.
Pasaron dos meses, Beca hacía lo mismo de siempre, quedar con las chicas para ensayar, quedar con su mejor amiga, divertirse, incluso tenía novio, Brian Tyler, un chico de 18 del cual hacía que Beca olvidase hasta el mas pequeño problema.
Casi cada tarde se veían, ambos ya conocían a sus familias, y encajaban a la perfección, Brian un chico de mas o menos 1.76, skater, bastante musculoso, cabello color chocolate y ojos verdes, el chico perfecto según Beca.
Narra Beca.
- Vamos, esta buenísimo! -decía él mientras sonreía.
- No me apetece... -dije frunciendo el ceño.
En ese momento Brian hundió uno de sus dedos en el frio helado, seguidamente tocó mis labios haciendo que este quedará lleno de aquel olor a frambuesa.
- ¡Idiota! -dije haciendo pucheros.
- Vamos, sabes que soy TU idiota. -dijo resaltando la palabra tu.
En ese momento sin darme tiempo a reaccionar me besó, fue un beso largo, apasionado.
- Te amo. -susurró él.
- ¿Cuanto? -dije esta vez yo.
- Infinito.
- ¿Sabes cuanto es eso? -dije arqueando una de mis cejas.
- Estoy mas que seguro de lo que es. -dijo esta vez besando mi frente.
Decidimos marcharnos, entrelacemos los dedos y fuimos caminando muy cerca, como una pareja que es lo que somos. Al llegar a la puerta de mi casa nos despedimos, al entrar, cerré la puerta y quedé por unos segundos apoyada en ella. Esto era de película, hacía bastante que no tenía novio, prácticamente no me acordaba que se sentía al amar a alguien. Y pensar que me lo presentó Jacob, un viejo amigo de la infancia... Como ya dije, es algo de película. Sonriendo me dirigí al salón allí no había nadie, mamá no estaba, que raro, pensé, quizás había salido a hacer la compra. Miré la mesita auxiliar que estaba al lado del sofá, allí había un sobre con mi nombre, no tardé en abrirlo, para mi sorpresa era un sobre con las mismas iniciales de la vez anterior, esta vez había ganado, mis ojos se inundaron de lagrimas que no tardaron en salir y mojar mi mejilla, mi rostro de felicidad, era una de las pocas veces que me veía tan feliz, quería gritar a los cuatro vientos lo muy feliz que ahora estaba, todo iba sobre ruedas, mi sueño, el de papá.
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